Nevada y su desierto

Un Camaro rojo del '68, con asientos de leopardo, que anda por el desierto escuchando de fondo Queens of the Stone Age, a un velocidad prudente, porqué está huyendo de su pasado mas que de sus actos, son dos quiénes viajan en el, ella, cabellera larga, negra como la noche, ondeante, bailando entre el viento que se filtra por su ventanilla que siempre está abajo, con los pies sobre el tablero, descalzos, no soporta el calor, la humedad, tiene lentes oscuros, grandes, le tapan un tercio de su rostro, tiene camisilla blanca y unos shorts de dril, esta cómoda, se siente segura, se siente protegida, en la guantera esta su Desert Eagle, pero eso no es lo que le da la seguridad, es él, que conduce, que la mira ocasionalmente y la rodea con su mano libre para sentirla, así estén sudados y con calor, él quién la acompaña en esta aventura, él quién comparte el tiempo con ella, ahí, en el auto, sentados la mayor parte del tiempo, recorriendo paisajes áridos una y otra vez, la misma imagen, imperturbables, están concentrados en lo suyo, en escapar, en ir hacia la nada, en busca de un mejor lugar donde estar, donde llegar y tal vez donde quedarse, sin pasado, solo presente y haciéndose el futuro, nada de recuerdos, a formar nuevos, siendo como quieren ser, sin ataduras, disfrutando el momento, Carpe Diem, viviendo, sintiendo...

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