Vivir en estrato 6 con billetera estrato 2

Nací en 1987, desde 1992 vivo en un barrio cuyo estrato socio-económico es el más alto de la ciudad, he interrumpido esa racha de vivienda en dos ocasiones, en el 2009 viví en un cuarto en una residencia, en una zona de la ciudad que no distaba mucho de mi anterior espacio, la diferencia más importante para mí provenía de la carencia de lomas y la cercanía que me brindaban ciertos espacios que solía frecuentar, me gustó mucho vivir en ese miniespacio, esa ilusión de autonomía e independencia, esa esclavitud laboral para sobrevivir al día a día, casi un año, después volví al hogar, al penthouse que mi papá compró hace 26 años como un gangazo (el dueño se estaba divorciando y no quería dejarle nada a su ex pareja así que decidió deshacerse de sus bienes no prioritarios, uno de esos fue este apartamento), donde soñaba que creciéramos y viviéramos como él nunca vivió, rodeados de verde y de vecinos, gente de bien y decente, antes vivíamos en un barrio cercano a la zona que provee a gran parte de la ciudad de drogas, en una casa, un primer piso, mi papá pagaba renta, el dueño vivía en el segundo piso, todos los vecinos se conocían, todos sabían quiénes eran, poco recuerdo más que lo que veo en fotografías, mis hermanos tenían amigos, mi mamá era amiga de las vecinas, se reunían a celebrar cumpleaños, a jugar, a pasar el rato, mi papá estaba en un momento donde laboralmente estaba creciendo, estaba mejorando todo, "Todo hijo trae el pan bajo el brazo, y el pan que tu trajiste fueron muchas bondades finacieras" me dijo alguna vez mi papá. No todo era tan bueno, algunas personas, celosas y envidiosas por la vida que estábamos viviendo involucraban a mi familia en engaños y mentiras, mi mamá pasaba todo el día sola y esos chismes de barrio y sus consecuencias la comenzaron a asustar, ahí fue cuando mi papá posiblemente harto de la situación decidió que era momento de mudarnos, y ahí fue cuando apareció el gangazo. No recuerdo esa mudanza más que una enorme caja con mi ropa y cobijas, llegar a una casa enorme, lejos de lo conocido y vacía, muy vacía, regalamos los muebles de la anterior casa y mi papá decidido a darnos lo mejor compró todos los muebles, nuevos, íbamos a estrenar casa, muebles, vida. Eran los 90 y para ese entonces todos compraban carro, y mi papá que trabajaba con autopartes vio el beneficio en eso.  Compraron los muebles más modernos de ese entonces, y estrenamos de todo, mi casa era hermosa y moderna, tan amplia, tantos espacios para jugar, mi casa era lo mejor que nos había pasado. En el 2015, ya siendo madre y pareja de alguien, me fui a vivir a Caldas, taaaaan lejos, un apartamento nuevo, pequeño en comparación a lo que estaba acostumbrada, pero era mi nuevo hogar, estaba decidida a hacer de ese espacio el espacio de mi familia, fui muy dichosa, con mi hija, viéndola crecer, casi un año después volví a ese apartamento doble altura al que nunca hubiera querido volver, pero así fue, volví sola con mi hija, ese que había sido mi pareja seguía en ese espacio que yo había construido como un hogar para mi familia, solo que ya lo habitaba con otra persona, su actual pareja, esa transición más que triste fue difícil, no quería volver a vivir en ese lugar, nunca había sentido dicha por habitarlo, tan lejos, tan grande, tan lleno de gente pero tan solo, prefería un lugar de menor tamaño pero que me llenara el corazón y el alma de emoción al volver día a día a el. 
Sigo viviendo en ese lugar, 26 años después, ahora es diferente, se convirtió en una carga económica, una muy pesada, mi papá nos lo dejó ya que somos adultos y responsables, ahora lo habitamos mi mamá, mi hija, mi perra y yo, ninguna tiene trabajo, y se ha convertido en mi carga, mis contratos laborales son inconstantes, así que de vez en tanto no me preocupa tanto la economía, pero la mayoría de las veces me agobia no tener suficiente dinero para pagar cuentas y deudas, servicios públicos de barrio estrato 6, un posible embargo, y demás cosas, creía que el estrés era un invento de papás que no querían gastar plata en trivialidades necesarias, pero no, existe, es real, tanto que estoy perdiendo mi melena de cuenta de eso, mi salud mental y física, la vida en mi adultez se ha manifestado tan dura, tan difícil, con cierta melancolía a veces siento y pienso que es mi cobro retroactivo del cosmos porque durante mis 20 no pude pasar más bueno. Todo me agobia y me abruma, siento miedo la gran parte del tiempo, del futuro, del pasado, de la incertidumbre del presente, soy madre, soy hija y soy responsable por cuatro seres, no hay espacio para egoísmos, mi egoísmo más grande es encerrarme en el baño 10 minutos más de los necesarios, irme a mi cuarto a ver tv aunque no termine viendo nada o salir a montar bicicleta con el amor, para relajarme, pero termino estresándome más por ese espacio libre para el pensamiento. La solución a uno de tantos líos es muy obvia, "pues múdese", pero esa obviedad es la que más pelo me hace caer, porque no es fácil, para mí, para los demás, que viven de sueños y apegos a un espacio habitacional, el constante temor a que falle la salud de alguien más si sale de ese comfort que le brinda su hogar, la opinión de aquellos que aunque se sienten con derechos no hacen nada respecto a sus deberes y los consejos ajenos que todos dan aunque no se les piden, eso no es fácil. Escribo esto en parte por ese ejercicio de dejar ir, de liberar, de desahogar, catarsis virtual, también para sacar esto de mi sistema, que tan golpeado me lo tiene, y por si alguien que me lea y tiene interés en comprar, a la orden, mi casa es enorme, cómoda, linda, habitada siempre por las mismas personas, con potencial para remodelar y modernizar si desea, en un edificio pequeño, antiguo, esos de vigas que pueden con todo, aunque con 5 pisos y solo 10 apartamentos, cuenta con ascensor, así que no tiene que subir el mercado en tandas o mercar en distintas ocasiones, los vecinos ni se sienten, yo digo que es edificio de abuelos, viven los mismos, y el que menos tiempo lleva viviendo ya ajusta 6 años, tiene el mejor ser de oficios varios, a Gerardo es al que más extrañaría de dejar de vivir acá, hay mucha provacidad ya que las paredes son gruesas, así que brinda mayor discreción. Anímese, viva otros 26 años acá, que yo ya ni quiero ni puedo seguir haciéndolo. 

Comentarios

  1. Ay Melissa, que difícil situación. Ya ese cosmos cobro, sigues tú.

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  2. Que bonita crónica, todo mejorará sabe??

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